El desarrollo humano se desacelera de modo alarmante

Un robot capaz de realizar tareas asignadas a los humanos en un centro comercial en la ciudad de Kioto, Japón. La inteligencia artificial ofrece posibilidades al desarrollo si se centra en las necesidades de las personas, como las de salud y educación, y en acortar la brecha entre países ricos y pobres, señala el más reciente informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Imagen: Lukas / Unsplash

BRUSELAS – El progreso del desarrollo humano, medido por las libertades y el
bienestar de las personas, se ha desacelerado de manera alarmante desde la pandemia
covid-19, indica el Informe sobre Desarrollo Humano 2025, publicado este martes 6
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Achim Steiner, administrador del Pnud, afirmó que “esta desaceleración señala una
amenaza muy real para el progreso mundial”.

“Si el lento progreso de 2024 se convierte en ‘la nueva normalidad&’, el hito de 2030 (para cuando se fijaron 169 metas de desarrollo sostenible) podría retrasarse décadas,
haciendo que nuestro mundo sea menos seguro, esté más dividido y sea más
vulnerable a las crisis económicas y ecológicas”, expresó Steiner.

Durante varias décadas, los indicadores de desarrollo humano mostraron una curva
ascendente y constante, y los investigadores de las Naciones Unidas predijeron que,
para 2030, la población mundial disfrutaría de un alto nivel de desarrollo.

Esas esperanzas se han visto truncadas en los últimos años, tras un periodo de crisis
excepcionales como la pandemia, los avances se han estancado en todas las regiones
del mundo y las desigualdades entre los países ricos y pobres siguen aumentando.

Las presiones mundiales, como el aumento de las tensiones comerciales y el
agravamiento de la crisis de la deuda, que limita la capacidad de los gobiernos para
invertir en servicios de apoyo a sus poblaciones, como la atención sanitaria y la
educación, están estrechando las vías tradicionales hacia el desarrollo.

“Si el lento progreso de 2024 se convierte en ‘la nueva normalidad’, el hito de 2030 podría retrasarse décadas, haciendo que nuestro mundo sea menos seguro, esté más dividido y sea más vulnerable a las crisis económicas y ecológicas”: Achim Steiner.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2025 (disponible en inglés), bajo el título «Un
llamado a decidir: personas y posibilidades en la era de la IA (inteligencia
artificial)”, analiza los avances de desarrollo humano a partir de un abanico de
indicadores conocidos como el Índice de Desarrollo Humano (IDH).

El IDH integra logros en los ámbitos educativo y de la salud junto con niveles de
ingresos, y sus proyecciones muestran un estancamiento en todas las regiones del
mundo.

Steiner señaló que “en medio de esta agitación global debemos explorar de manera
urgente nuevas fórmulas para impulsar el desarrollo. Ante el rápido avance de la IA
en tantos y tantos ámbitos de nuestras vidas, es preciso considerar su potencial”.

“Casi cada día surgen nuevas capacidades y, si bien la IA no es ninguna panacea, las
elecciones que hagamos encierran el potencial de reavivar el desarrollo humano y
abrir el camino a nuevas vías y posibilidades”, planteó el administrador del Pnud.

El informe contiene los resultados de una nueva encuesta que indica que la
ciudadanía tiene expectativas realistas y que, al mismo tiempo, se muestra
esperanzada respecto a los cambios que puede traer la IA.

La mitad de las personas encuestadas en todo el mundo piensa que sus empleos
pueden automatizarse. Una proporción aún mayor -seis de cada 10- cree que la IA
tendrá un impacto positivo en su trabajo y que creará oportunidades laborales que
quizás ni siquiera existen en estos momentos.

Solo 13 % de las personas encuestadas teme que la IA pueda destruir empleos. Por el
contrario, en los países con un valor de IDH bajo y medio, 70 % espera que la IA
aumente su productividad, y dos terceras partes creen que utilizarán la IA en la
educación, la salud o el trabajo durante el próximo año.

El informe llama a utilizar la IA con un enfoque centrado en las personas, lo que
puede reconfigurar los enfoques de desarrollo. Los resultados de la encuesta indican
que la ciudadanía mundial está lista para esa clase de “reinicio”.

Algunos países en América Latina han empezado a ver cambios que presenta el uso
adecuado de esta tecnología. Colombia destaca por utilizarla para mejorar la
prestación de servicios públicos a nivel municipal, los gobiernos locales adoptan
sistemas basados en datos para gestionar los escasos recursos de forma más eficiente.

México está creando el Laboratorio GenAI, un centro público-privado-académico
destinado a ampliar el acceso a la IA y fomentar la innovación nacional. La iniciativa
refleja esfuerzos para vincular el desarrollo de esta tecnología con la utilidad pública.

Argentina destaca por las aplicaciones feministas de la IA en su sistema judicial con
proyectos como Sofia, un chatbot (programa que simula conversación humana) de
ayuda a las mujeres que sufren abusos en línea, mostrando cómo el diseño de la IA
puede cambiar las prioridades tecnológicas hacia la justicia y la inclusión.

Entre sus recomendaciones, el informe propone actuar para garantizar que la IA sea
lo más beneficiosa posible para el desarrollo humano, incluyendo modernizar los
sistemas educativos y sanitarios para satisfacer adecuadamente las necesidades
actuales, y construir una economía centrada en la colaboración humana con la IA.

El físico y economista portugués Pedro Conceição, director de la oficina encargada
del informe, afirmó que “las decisiones que tomemos en los próximos años definirán
el legado de esta transición tecnológica para el desarrollo humano”.

“Con las políticas adecuadas y centrándose en las personas, la IA puede ser un
puente crucial hacia nuevos conocimientos, habilidades e ideas que pueden empoderar a todos, desde los agricultores hasta los propietarios de pequeñas
empresas”, agregó.

En última instancia, el mensaje del informe es que el impacto de la IA dista mucho
de ser inevitable: más que una fuerza autónoma, es un reflejo y un amplificador de
los valores y las desigualdades de las sociedades que la conforman.

A-E/HM

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