Convoy humanitario de la ONU sufre mortal ataque en Sudán

Un trabajador de Acnur revisa documentación de personas que llegan a Chad desde Sudán en busca de refugio. La guerra entre ejércitos sudaneses rivales, que ha causado el desplazamiento de millones de personas dentro de Sudán y hacia países vecinos, también castiga con el bloqueo, asalto e incendio de los camiones que llevan ayuda humanitaria a las áreas de conflicto, amenazadas por la hambruna. Imagen: Caitlin Kelly / Acnur

NACIONES UNIDAS – Cinco trabajadores humanitarios al servicio de agencias de las Naciones Unidas perecieron, y varios más resultaron heridos, cuando el convoy en que llevaban auxilio a población civil afectada por la guerra en Sudán fue atacado, asaltado e incendiado la noche del lunes 2 de junio.

En una declaración, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) condenaron el ataque, cerca de la población de Al Koma, en el estado de Darfur del Norte, oeste sudanés.

“Cinco miembros del convoy murieron y varias personas más resultaron heridas. Varios camiones resultaron incendiados y suministros humanitarios esenciales resultaron dañados”, deploraron las agencias en su declaración.

Indicaron que el convoy, compuesto por 15 camiones, intentaba llegar a los niños y las familias de Al Fasher, principal ciudad de Darfur del Norte, con alimentos y suministros nutricionales esenciales. En la zona se han instalado campamentos donde sobreviven personas desplazadas.

Tras meses de escalada de violencia, cientos de miles de personas en Al Fasher -muchas de ellas niños- corren un alto riesgo de desnutrición y hambruna si no reciben los suministros urgentemente, destacó la declaración.

“Como es habitual en nuestros convoyes humanitarios, la ruta se comunicó con antelación, y las partes en el terreno fueron notificadas y conocían la ubicación de los camiones”, precisaron las agencias. Los camiones recorrieron 1800 kilómetros desde Port Sudan, a orillas del mar Rojo, antes de resultar finalmente atacados.

Sudán, de 1 860 000 kilómetros cuadrados y 48 millones de habitantes, sufre desde abril de 2023 una guerra por el poder y el control de riquezas naturales entre ejércitos rivales, que ha causado más de 150 000 muertes y desplazado de sus hogares a 12 millones de personas, de los cuales cuatro millones han huido a países vecinos.

Contienden el ejército nacional o Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), en una lucha que ha incorporado conflictos étnicos o regionales, así como apoyos internacionales de Estados que de algún modo apoyan a alguno de los beligerantes.

Los jefes de los ejércitos que contienden son dos generales, Abdel Fattah al Burhan (FAS), actual presidente, y Mohamed Hamdan Dagalo (FAR), quienes fueron aliados para derrocar al gobierno civil de transición en octubre de 2021.

Los combates han sido muy fuertes en zonas occidentales y también en el sur y en el centro-este del país, donde está la capital, Jartum, a orillas del Nilo.

El presidente Al Burhan se abocó en los últimos días a la reconstitución de su gobierno, en tanto las FAR anunciaron que constituirán un gobierno aparte, con sus propias instituciones e incluso su propia moneda.

Mientras las instancias políticas de la ONU reclaman un alto el fuego y negociaciones para poner fin al conflicto, las agencias humanitarias exigen el fin inmediato de los ataques contra su personal, instalaciones y vehículos.

El PMA y Unicef recordaron que “según el derecho internacional humanitario, los convoyes de ayuda deben estar protegidos, y las partes tienen la obligación de permitir y facilitar el paso rápido y sin trabas de la ayuda humanitaria para los civiles necesitados”.

“Los colegas del PMA y Unicef permanecen sobre el terreno a pesar de la inseguridad, pero exigen condiciones operativas seguras y que todas las partes respeten el derecho internacional humanitario”, indicó su declaración.

Además “pedimos una investigación urgente y que los responsables rindan cuentas”, por el ataque perpetrado, absteniéndose de nombrar directamente a los culpables.

Entretanto, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) alertó sobre la creciente emergencia humanitaria en el vecino Chad, a donde han huido 1,2 millones de personas refugiadas sudanesas, de las cuales unas 239 000 están prácticamente atrapadas en la zona de frontera.

Acnur estimó que se necesitan 553 millones de dólares para atender a desplazados y refugiados en Chad, que carece de capacidad de respuesta ante la crisis que soporta debido al conflicto sudanés. Otros vecinos con una gran carga de desplazados son Egipto, Sudán del Sur, Etiopía y la República Centroafricana.

A-E/HM

 

 

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