SEVILLA, España / BHUBANESWAR, India – Aunque las sequías se producen de forma sigilosa, sus efectos suelen ser más devastadores y de mayor alcance que cualquier otro desastre. Los conflictos entre comunidades, la violencia extremista y la violencia e injusticia contra las niñas y mujeres vulnerables se producen en la intersección entre las sequías provocadas por el clima y las comunidades empobrecidas por la sequía.
Cinco años consecutivos de lluvias escasas en Etiopía, Somalia y Kenia provocaron en 2023 la peor sequía en 70 años en el Cuerno de África. En Somalia, el gobierno estimó que solo en 2022 se produjeron 43 000 muertes adicionales debido al hambre relacionada con la sequía.
A principios de este año, 4,4 millones de personas, es decir, una cuarta parte de la población de Somalia, se enfrentaron a una inseguridad alimentaria de nivel crítico, y se prevé que 784 000 personas alcancen niveles de emergencia.
En total, más de 90 millones de personas en África oriental y meridional se enfrentan a una hambruna aguda.
Algunas zonas están sufriendo la peor sequía jamás registrada, según un estudio respaldado por las Naciones Unidas, Puntos críticos de sequía en todo el mundo 2023-2025, publicado este miércoles 2 de julio en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4), que se realiza en la ciudad española de Sevilla, desde el lunes 30 de junio y hasta el jueves 3 de julio.
Las altas temperaturas y la falta de precipitaciones en 2023 y 2024 provocaron escasez de agua, bajos suministros de alimentos y racionamiento de la electricidad.
En algunas partes de África, decenas de millones de personas se enfrentaron a la escasez de alimentos, la malnutrición y el desplazamiento provocados por la sequía, según el nuevo análisis de sequías para este año, llamado Puntos Críticos de Sequía en Todo el Mundo 2023-2025, elaborado por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (Cnuld), con apoyo del Centro Nacional de Mitigación de Sequías de Estados Unidos (NDMC, en inglés).
El informe no solo sintetiza de forma exhaustiva los efectos sobre los seres humanos, sino también sobre la biodiversidad y la fauna silvestre en los puntos más críticos de sequía de África (Somalia, Etiopía, Zimbabue, Zambia, Malaui, Botsuana y Namibia), el Mediterráneo (España, Marruecos y Turquía), América Latina (Panamá y la cuenca del Amazonas) y el sudeste asiático.

Desesperados y arrastrados a una espiral de violencia y conflicto
«Los mecanismos de supervivencia que observamos durante esta sequía se volvieron cada vez más desesperados», afirmó la autora principal, Paula Guastello, investigadora sobre los efectos de la sequía del NDMC.
«Niñas sacadas de la escuela y obligadas a casarse, hospitales a oscuras y familias cavando hoyos en lechos de ríos secos solo para encontrar agua contaminada. Son signos de una crisis grave», detalló.
Un ejemplo es el caso de Somalia. En 2022, más de un millón de somalíes se vieron obligados a desplazarse en busca de alimentos, agua para sus familias y su ganado, y medios de vida alternativos.
La migración es un importante mecanismo de supervivencia, sobre todo para los agricultores de subsistencia y los pastores. Sin embargo, la migración masiva ejerce presión sobre los recursos de las zonas de acogida, lo que a menudo da lugar a conflictos.
De este gran número de somalíes desplazados, muchos cruzaron a territorios controlados por extremistas islámicos.
La sequía en un distrito subsahariano provoca una reducción de 8,1 % de la actividad económica y un aumento de 29 % de la violencia extremista, según un estudio anterior. Los distritos con más meses de sequía en un año determinado y más años consecutivos de sequía sufrieron una violencia más grave.
El experto en sequías y editor del estudio de la Cnuld, Daniel Tsegai, dijo a IPS, en un aparte de la rueda de prensa previa al lanzamiento del informe en la conferencia de Savilla, que la sequía puede convertirse en un multiplicador de la violencia extremista en las regiones y entre las comunidades vulnerables por la sequía prolongada.
«La sequía provocada por el cambio climático no causa directamente conflictos extremistas ni guerras civiles, sino que se superpone y exacerba las tensiones sociales y económicas existentes, contribuyendo a las condiciones que conducen al conflicto y potenciando el aumento de la violencia extremista», añadió Tsegai.
Aunque los efectos del cambio climático en los conflictos son indirectos, se han considerado bastante graves y de gran alcance.
Un ejemplo es la sequía de 2006-2011 en Siria, considerada la peor en 900 años. Provocó malas cosechas, la muerte de ganado y el desplazamiento masivo de la población rural a las ciudades, lo que generó tensiones sociales y políticas.
Las disparidades económicas y la represión autoritaria dieron lugar a la aparición de grupos extremistas que explotaron a las personas que se enfrentaban a dificultades insoportables.
El estudio de la Cnuld cita distritos escolares enteros de Zimbabue que registraron un abandono escolar masivo debido al hambre y los costes escolares. Las familias rurales ya no podían permitirse los uniformes y la matrícula, que costaban 25 dólares. Algunos niños abandonaron la escuela para emigrar con sus familias y trabajar.

Repercusiones del hambre en los niños por las sequías
Hambrientos y sin perspectivas de futuro, los niños se convierten en el blanco principal del reclutamiento de los extremistas.
El estudio de la Cnuld sobre la sequía cita otro ejemplo de explotación de las comunidades vulnerables por parte de los extremistas.
En mayo de 2023, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estimó que más de 213 000 somalíes se encontraban en «riesgo inminente» de morir de hambre.
La ayuda había llegado en escasa medida a Somalia, ya que las múltiples crisis en todo el mundo habían reducido los recursos disponibles.
Sin embargo, Al Shabab, un grupo extremista islámico vinculado a Al Qaeda, supuestamente impidió que la ayuda llegara a las zonas de Somalia bajo su control y se negó a dejar salir a la población en busca de alimentos.
Los violentos enfrentamientos por los escasos recursos entre los pastores nómadas de la región africana durante las sequías están bien documentados.
Solo en África oriental, entre 2021 y enero de 2023, más de 4,5 millones de cabezas de ganado murieron a causa de las sequías y otros 30 millones estaban en peligro.
Ante la hambruna que amenazaba tanto a sus familias como a su ganado, en febrero de 2025, decenas de miles de pastores se habían desplazado con sus rebaños en busca de alimentos y agua, lo que podía dar lugar a enfrentamientos violentos con las regiones de acogida.
Tsegai afirmó: «La sequía no conoce fronteras geográficas. De este modo, la violencia y los conflictos se extienden a comunidades económicamente sanas».
Investigadores que han estudiado la sequía anteriormente han insistido a los responsables políticos en que «fomentar la resiliencia ante la sequía es una necesidad imperiosa para la seguridad», añadió.
Mujeres y niñas, grandes víctimas de violencia provocada por sequías
«En la actualidad, alrededor de 85 % de las personas afectadas por la sequía viven en países de ingresos bajos y medios, y las mujeres y las niñas son las más afectadas», afirmó Andrea Meza, secretaria ejecutiva adjunta de la Cnuld.
Tsegai en su diálogo con IPS acotó que «uede que la sequía no conozca fronteras, pero sí conoce el género». Las mujeres y las niñas de los países de bajos ingresos son las principales víctimas de la inestabilidad social provocada por las sequías.
Las desigualdades sociales tradicionales basadas en el género son las que hacen que las mujeres y las niñas sean especialmente vulnerables.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Durante la sequía de 2023-2024, los matrimonios infantiles forzados en el África subsahariana se duplicaron con creces en las cuatro regiones más afectadas por la sequía. En Etiopía, por ejemplo, las niñas que se casaban aportaban a los ingresos familiares 56 dólares. Esto alivió la carga financiera de las familias de las niñas.
Sin embargo, los matrimonios infantiles forzados entrañan riesgos considerables para las niñas. Una clínica hospitalaria de Etiopía (donde está prohibido el matrimonio infantil) abrió específicamente para ayudar a las víctimas de los abusos sexuales y físicos que son habituales en esos matrimonios.
Las niñas suelen abandonar la escuela cuando se casan, lo que limita aún más sus oportunidades de independencia económica.
Hay informes que revelan que mujeres desesperadas intercambian sexo por comida, agua o dinero durante las épocas de escasez aguda de agua.
La incidencia de la violencia sexual aumenta cuando las regiones que dependen de la energía hidroeléctrica se enfrentan a periodos de 18 a 20 horas sin electricidad y las mujeres y las niñas se ven obligadas a caminar kilómetros para buscar agua para el hogar.
«La gestión proactiva de la sequía es una cuestión de justicia climática», afirmó Meza, de la Cnuld.
Las sequías, una nueva normalidad en las zonas más afectadas
El secretario ejecutivo de la Cnuld, Ibrahim Thiaw, subrayó que «la sequía ya no es una amenaza lejana».
Subrayó que «está aquí, se está agravando y exige una cooperación mundial urgente. Cuando se agotan la energía, los alimentos y el agua al mismo tiempo, las sociedades comienzan a desmoronarse. Esa es la nueva normalidad para la que debemos estar preparados».
«Se trata de una catástrofe mundial de evolución lenta, la peor que he visto nunca. Este informe subraya la necesidad de realizar un seguimiento sistemático de cómo la sequía afecta a las vidas, los medios de subsistencia y la salud de los ecosistemas de los que todos dependemos», afirmó Mark Svoboda, coautor del informe y director fundador del NDMC.
Añadió que «las dificultades que atraviesan España, Marruecos y Turquía para garantizar el suministro de agua, alimentos y energía en un contexto de sequía persistente ofrecen un anticipo del futuro del agua si no se frena el calentamiento global.
«Ningún país, independientemente de su riqueza o capacidad, puede permitirse el lujo de ser complaciente» co la crisis, resaltó Svoboda.
El informe Perspectivasmundiales de sequía 2025 estima que el impacto económico de una sequía media actual puede ser hasta seis veces mayor que en 2000, y se prevé que los costes aumenten al menos 35 % para 2035.
«Se calcula que cada dólar invertido en la prevención de sequías genera un retorno de 7 dólares al PIB perdido por las sequías. Es importante que los responsables políticos sean conscientes de los aspectos económicos de la sequía», afirmó Tsegai.
El informe, publicado durante un encuentro de la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía, durante la conferencia de Sevilla, tiene como objetivo que las políticas públicas y los marcos de cooperación internacional den prioridad urgente a la resiliencia a la sequía y refuercen la financiación.
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